"Bienvenidos"


Los errores tienen casi siempre un carácter sagrado. Nunca intentéis corregirlos.
Al contrario: lo que procede es racionalizarlos, compenetrarse con aquellos integralmente. Después, os será posible subliminarlos.
(Salvador Dali)

lunes, 16 de julio de 2012

fe y razon



La relación del cristiano con la filosofía requiere un gran discernimiento, el punto central, que desafía toda filosofía sin duda, es la muerte de Jesucristo en la cruz, “Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros es poder de Dios” dice san Pablo en su carta a los Corintios. La cruz es locura para la razón y ella no puede vaciar el misterio de amor que la cruz representa, es aquí que se evidencia al mismo tiempo  la  frontera entre la razón y la  fe, pero se aclara también el espacio en el cual ambas pueden encontrarse y apoyarse en un círculo constante de mutuo apoyo, que solo terminara en la cumbre de la contemplación inefable.

Existe pues en el hombre  la capacidad de la razón, de levantarse para ir hacia lo infinito. «Todos los hombres desean saber» dice la Metafísica de Aristóteles, Y la verdad es el objeto propio de este deseo, ya que nadie puede permanecer indiferente a la verdad de su saber. Si existe el  deseo del saber  y el  derecho de ser respetados, existe aun antes la obligación moral de buscar la verdad y seguirla una vez  encontrada.
La verdad se presenta al hombre inicialmente como una interrogante ¿tiene sentido la vida? ¿Hacia dónde se dirige? ¿Por qué…? Solo el anhelo de alcanzar una respuesta nos puede impulsar a iniciar este recorrido.
Todos somos filósofos  y nadie, ni el “filósofo” ni el hombre común, puede apartarse de las preguntas fundamentales de la vida,  cada quien con las concepciones filosóficas propias con las cuales ubica su existencia. El hombre se encuentra o debería  encontrarse siempre en un camino de búsqueda interminable de la verdad  y  la verdad que Dios nos revela en Jesucristo, no está en contraste con las verdades que se alcanzan filosofando, reflexionando.

Desde el inicio el anuncio cristiano tuvo que confrontarse con las corrientes filosóficas de la época, los cristianos no podían referirse únicamente a «Moisés y los profetas» debían apoyarse en el conocimiento natural de Dios, testimonio de esto son los padres de la iglesia que comenzaron un diálogo fecundo con los filósofos antiguos, abriendo el camino al anuncio y a la comprensión del Dios de Jesucristo. Dicho encuentro del cristiano con la filosofía no fue inmediato ni fácil, para ellos la tarea más importante era anunciar a Cristo resucitado, la conversión y el bautismo, esto no quiere decir sin embargo que ignoraran su deber de comprender la fe y sus motivaciones. Esto resulta claro, hoy, si se piensa en la aportación del cristianismo que sostenía el derecho universal de acceso a la verdad, como nos aportaba la filosofía  griega, aclarando que el hecho de que la misión evangelizadora haya encontrado en su camino primero a la filosofía griega, no significa en modo alguno que excluya otras aportaciones,  por otra parte,  ignorarlas o despreciarlas  provocaría una gran pérdida.

Un pionero del encuentro con la filosofía, fue san Justino, quien afirmaba que el cristianismo es «la única filosofía segura y provechosa»  Clemente de Alejandría llamaba al evangelio «la verdadera filosofía». En esta cristianización del pensamiento filosófico sobre todo platónico y neoplatónico tienen una mención especial; los Padres Capadocios, Dionisio y en particular San Agustín. La novedad alcanzada por ellos, fue que acogieron la razón plenamente  abierta a lo absoluto y en ella incorporaron la riqueza de la revelación.

La razón pude alcanzar el sumo bien y la verdad suprema en la persona del Verbo encarnado, Jesucristo,  se confirma así una vez más la armonía del conocimiento filosófico y la fe: la fe requiere que su objeto sea comprendido con la ayuda de la razón; la razón, en el culmen de su búsqueda, admite como necesario lo que la fe le presenta.
La llegada de la época moderna señala la progresiva separación entre la fe y la razón y el empobrecimiento graduar de ambas, como consecuencia inevitable. Los pensadores fueron del desprecio por el absoluto hasta el desprecio por la razón.
El Eclecticismo, Historicismo, Cientifismo, Pragmatismo y Nihilismo son sistemas y formas de pensamiento que, al no estar abiertos a las exigencias fundamentales de la verdad, tampoco pueden ser asumidos como filosofías aptas para la relación y explicación respecto a  la fe precisamente provocando la “crisis de sentido” que es uno de los elementos más importantes del pensamiento actual. La fragmentación del saber hace difícil una búsqueda del sentido, la verdad y el fundamento, y la negación del ser comporta inevitablemente la  pérdida de contacto con la verdad objetiva y, por consiguiente, con el fundamento de la dignidad humana.

El hombre actual parece amenazado por lo que su mismo entendimiento produce  esta abandonando el camino de la verdad, se da paso a la certeza subjetiva y a la utilidad  práctica  enajenadora.  Es  por ello  importante la llamada  para que la fe y la filosofía recuperen la unidad profunda que les hace capaces de ser coherentes.  
La Iglesia, por su parte, aprecia el esfuerzo de la razón por alcanzar los objetivos que hagan cada vez más digna la existencia personal. Ella ve en la filosofía el camino para conocer verdades fundamentales sobre  la existencia del hombre. Al mismo tiempo, considera a la filosofía como una ayuda indispensable para profundizar la inteligencia de la fe y comunicar la verdad del Evangelio a cuantos aún no la conocen.
Es innegable, algunas de las verdades están al alcance de la razón, y otras la exceden. Sin embargo Ambos conocimientos provienen, en último término, de Dios, por lo que entre ellos no puede haber contradicción.





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