"Bienvenidos"


Los errores tienen casi siempre un carácter sagrado. Nunca intentéis corregirlos.
Al contrario: lo que procede es racionalizarlos, compenetrarse con aquellos integralmente. Después, os será posible subliminarlos.
(Salvador Dali)

miércoles, 18 de julio de 2012

Lo feo en el arte









Desde los griegos y por más de dos milenios estética se ha desarrollado en torno al concepto de belleza. Podemos considerar la definición misma de estética como "ciencia o estudio de la belleza". Sin embargo estética contemporánea esta consideración no agota esta disciplina, ya que en los últimos siglos  ha requerido la ampliación de los contenidos estéticos. Especialmente en relación con el tema de lo feo que especialmente a partir del romanticismo tomo centralidad en estevo

El primero en realizar un estudio sobre el océano fue j.k.f.rosenkranz en su obra Estética de lo feo. Con la cual pretendía llenar uno de los vacíos dejados por la estética de Hegel y la estética clásica en general.
En cuanto a la calidad moral es el resultado de la anulación de la libertad, por tanto, es la ausencia de libertad.
Y así el autor habla de  un sin número de aspectos, pero la centralidad de su trabajo se enfoca en el tema de la fealdad en el arte. Nuestro autor no acepta el arte como búsqueda de una belleza pura y sin mezcla. El arte debe manifestar la totalidad de línea y lo feo, de lo malo, de lo diabólico, de elemento negativo al lado de lo ideal. Aún los griegos representaban "lo feo" en sus obras. Y el cristianismo a venido -a raíz del pecado-a dar importancia a lo feo en el mundo del arte.
Los feo es relativo no existe sino en virtud de lo bello que es la idea divina.
La existencia es secundaria y se genera a partir de lo bello. En otro caso lo cómico vendría a ser lo feo subordinado a lo bello. Lo feo es entonces una negación en forma sensible.
En el arte lo feo no puede existir de forma independiente a diferencia de lo bello.  Que dicha relación es lo único que legitima el derecho de lo feo a  existir. Es necesario idealizar lo feo para conformar las reglas del orden como: simetría, armonía, proporción y extensión individual.

La sistematización de las formas o categorías de los feo es uno de los puntos más interesantes del libro derosenkranz. Las principales formas que reconoce son: deformidad, incorrección y desfiguración subdividiendo la primera en amorfia, asimetría y desarmonía. La desfiguración abraza lo común, lo repugnante, la caricatura, etc. Como formas más elevadas aparecen lo criminal, lo espectral, lo diabólico, lo demoníaco, la hechicería, lo satánico, etc. Lo que él autor llama el infierno estético.

Moritz Carrier.-Para este autor del arte sería incompleto sin la idea de lo feo. En el arte gracias al genio creador lo feo pierde la negatividad.

Max Schasler.- Resalta la importancia de lo feo para toda delimitación y análisis del bello. Lo que interviene el bello como un elemento dialéctico.
Eduard von Hartmann.- Lo peor es necesario como medio de concreción de la belleza. En tanto bellezas relativas no son otra cosa que "formas moderadas de fealdad" y está fealdad surge como resultado de una falsa percepción inexperta. Esto vendría muy en relación con lo que hoy conocemos con el nombre de arte kitsch.
Lo bello y lo feo

Para los antiguos la belleza fue siempre la ley suprema de las artes, para los artistas antiguos eran inconcebibles representar actitudes feas y desagradables. Es conocida la ley de lo tebanos que ordenamos al pintor y al escultor embellecer el objeto que cumple a, y les prohibía bajo sanción el hacerlo más feo de lo que era.
También el arte chino se abstuvo de pintar lo feo, lo sórdido y lo deforme en la pintura china no hay desiertos, ni pantanos, ni desolados parajes.
Esta preocupación era un falso realismo. El mundo no siempre como lo pintan el arte, en el mundo real lo bello y lo feo están ahí, mezclados y en estrecha contemporaneidad.
La idealización de la belleza responde a una profundización humana de alcanzar las altas cumbres espirituales
Las definiciones que la estética clásica ha dado la belleza y la agenda podría tener que ver con la antigua formulación pitagórica: "el orden y la proporción sobre ellos y útiles, mientras que el desorden y la falta de proporción son feos e inútiles". También encontramos otras concepciones importantísimas, por ejemplo: lo bello es bueno y lo feo es malo; lo ético se vincula a lo estético.
Otra concepción según Platón es la frialdad en la copia artística, que vendría caracterizada por la fealdad de lo falso.
Para Plotino la fealdad en arte es consecuencia de la impureza del alma, que se corrompe en su relación con el cuerpo y la materia. Así como Dios es belleza y el origen de todo lo bello, la fealdad es un mal originario. Plotino acentúa, pues, la relación belleza-bondad y maldad-fealdad. Lo bello atrae, mientras que lo feo retrae. La fealdad es resultado de una carencia de logos y forma en la materia.

La fealdad en la tradición estética cristiana

En el pensamiento de lo neo-testamentaria se asocia lo feo con aquello que avergüenza, afrenta o deshonra. Lo feo es lo que suscita sentimientos negativos de rechazo y censura. Más que una fealdad estética se plantea una fealdad ética. La teología bíblica contribuye a la elaboración del concepto de belleza espiritual y frialdad, así como de la idea de belleza moral y espiritual que ya hemos visto en la cultura griega y romana. Aunque la realidad es bella desde la creación, dice San Pablo, "fue sujeta a validar y a la esclavitud de la corrupción", y "gime a una, y alguna está con dolores de parto", esperando la llegada de la redención.
Junto con esta fealdad de raíces éticas, el cristianismo habla de una fealdad relativa, lo que se nos aparece como Pedro pierde su carácter negativo y se integra en un esquema universal de belleza cósmica.

Orígenes  intento conciliar la doctrina bíblica con la enseñanza platónica y el gnosticismo. La materia, principio consistente con Dios, se identifica con la fealdad y es la causa del mal. Orígenes sin embargo defendía la creación divina de la materia, pero introducen un triple proceso; al inicio y al final la realidad era en materia fue a causa del pecado que se volvió sensible y por la redención retornará a su condición espiritual.

Tertuliano decir que lo que es natural es feo. La genuina belleza es la realidad creada por Dios, el arte es una segunda belleza que pretende mejorar la primera. Este arte humano se distingue en dos clases: el cultus tres de la hermosura que se asocia con las joyas y las alhajas, y el ornatus que se relaciona con el cuidado y maquillaje del cuerpo. Pero tanto el cultus como de ornatus son formas de belleza ficticia, constituyen el arte adulterino. La fórmula es simple lo que se añada a lo creado por Dios es feo y tiene su inspiración en lo satánico.

Gregorio de Niza (335-394) habla de dos bellezas: la espiritual y la sensible. En el orden divino, la belleza sensible ha de supeditarse a la espiritual. El error del hombre es elegir la falsa belleza es decir elegir la sensible por la espiritual. La belleza fea es la manzana del paraíso que deleita los ojos, pero es de consecuencias amargas. Las bellezas es de este mundo son formas diversificadas de la manzana del paraíso. La belleza fea carece de dimensión trascendental, lo lleva a la belleza suprema, meta de todas las genuinas por las leyes.

San Agustín (354-430) antes de la conversión al cristianismo, el maniqueísmo parecía ofrecerle una solución al problema de lo feo. Lo bello y lo feo, lo bueno y lo malo, la verdad y el error, eran manifestaciones de dos principios eternos. La solución maniquea terminó siendo una fórmula insatisfactoria. Después de su conversión, comprendió que existe un sólo principio, que es de suyo de bello y bueno, y ningún otro ser, ni el mismo podrá ser causa de lo malo o de lo feo. El mundo ha sido creado por Dios  y posee un orden; desde los vivientes "feos" hasta lo racionales, como los humanos. Todo se encuentra en unidad y belleza, reflejo de la unidad y belleza de su creador. Finalmente los entes son bellos de diferente manera, las jerarquías de las bellezas siguen a la jerarquía de los entes.
La falta de una perspectiva apropiada nos hará ver apariencias feas en cosas que he hecho no lo son. Se puede percibir una gran fealdad en un cuerpo llagado, como el de Job, con la sangre de un mártir o un moribundo, mas no es más que un velo transparente de una belleza espiritual excelsa. Como la salvación culmina en total victoria de la gracia sobre el pecado, también en su estética y la victoria de la belleza sobre la fealdad es absoluta.

La fealdad en la estética moderna.

El interés de los artistas en el renacimiento se centra en la belleza. Esto no quiere decir que no estuviera presente el tema de lo feo en su estética, de hecho lo está, lo feo es el supuesto negativo del bello.  Lo feo es lo que el arte deja atrás en su ascenso hacia la cima de la belleza ideal. La realidad objetiva es un conglomerado de apariencia esperas y leyes relativas; por lo cual el artista, afirman I.B. Alberti y Leonardo da Vinci, siente la necesidad de perfeccionar y engrandecer la naturaleza. Rafael dice que para pintar una doncella hermosa necesitaría ver antes muchas jóvenes hermosas y escoger lo mejor de ellas. La preocupación por lo feo surge con Leibniz que se considera como filósofo racionalista.
Sin embargo como señala Baumgarten se separa de racionalismo anterior gracias a que se plantea tan directamente cuestiones relacionadas con el mal, lo fortuito y lo irracional es decir, con todo aquello que de algún modo no entra en los esquemas racionales.
Entre estos contenidos irracionales, la estética posterior incluirá el término de lo feo.
Uno de los primeros que atribuyeron la  categoría estética a lo feo fue Lessing.
Para el la belleza está directamente relacionada con el ámbito del objetivo y de lo espacial y no como una cualidad esencial de la poesía.
Esto se contrapone con Aristóteles que decía que la imitación bien hechas, aunque lo representado sea feo, su visión produce una carga positiva, tanto en la realidad como en el arte.
Para Lessing lo desagradable es simple desagradable, tanto en la realidad como en el arte.
Esto se da con más claridad en el arte plástico, ya que en el caso de la poesía la descripción de la realidad se convierte en una manifestación menos repulsiva que la imperfección corporal y en este sentido deja, por así decirlo, de ser fea. Precisamente porque es útil al poema; Homero hace feo a Tersites para hacerlo ridículo.

En el arte plástico, esto no se puede dar porque, la unidad representa la armonía. Pero por el contrario, surge en presencia de lo desproporcionado.
En este sentido la frialdad es legítima si se utilizan para producir el ridículo, como el caso de la caricatura, o también para suscitar lo terrible, como sucede con la tragedia.
Formas de fealdad evanescente

Pocos como este poseen en tal capacidad de metamorfosis. A la luz de la reflexión estética  lo feo puede dejar de ser feo, e incluso mostrarse como genuinamente bello en un fenómeno de esfumación y mutación. Para los academicistas italianos de lo último del siglo XVI y principios del siglo XVII, el realismo de Caravaggio era feo; en cambio para los grandes maestros del barroco -entre ellos Velázquez-era un arte bello. Resulta evidente, en estos y otros muchos ejemplos de la historia del arte en los juicios de fealdad no siempre se han formulado a partir de criterios valorativos válidos. En estos casos como en otros los juicios de fealdad se formularon desde unos supuestos que nada, o muy poco, tienen que ver con la realidad objetiva en cuestión. Lo que implica un ejemplo repetido de fealdad evanescente. Sin embargo es necesario que esto se dé ya que por medio del detectar la pseudofealdad, se podrá abordar con ciertas garantías de éxito, en la cuestión de la auténtica fealdad.

Lo feo como meta final del arte.

En los casos de fealdad evanescente y la presencia de lo feo se disipa mediante la reflexión estética. Pero cuando por exigencias de la expresión, la forma ha de ser fea, entonces el valor artístico no depende ya de lo feo, sino que de la belleza de la expresión que se quiere.
Para el griego clásico no se puede negar lo trágico, lo monstruoso, ni lo absurdo pero ello nunca se busca como una ultimidad absoluta sino como "lo que no debería ser". Al igual que para los renacentistas e incluso los expresionistas. Contrario sin embargo a la visión artística de algunas corrientes contemporáneas en las que se ha dado un giro en cuanto a las metas del arte. En este caso tanto la poesía como en la pintura, se ha introducido la fealdad. El arte moderno, dice Adorno, "tiende a inclinarse hacia lo escabroso y lo físicamente repulsivo". Esto nació de raíces románticas. En el siglo XIX el individualismo y la originalidad poética estaban por encima de las reglas preceptivas y del repertorio clásico de temas artísticos justificando la inclusión de lo extraño y lo monstruoso.
No se trata aquí simplemente de dar muerte a la belleza ya que para el triunfo de lo feo se requiere un talento. los artistas de la fealdad motivados por una evidente vocación nihilista, han decidido consagrar sus innegables pobres y refinados recursos técnicos a causa de la fealdad radical.
Parece como si lo feo se haya adueñado de una gran parte del arte, a lo que deberíamos añadir que lo feo se ha aliado con lo pornográfico. Lo obsceno se ha convertido en el tema favorito de la tercera. El carácter radicalmente engañoso y nihilista del arte feo se pone de manifiesto con lo pornográfico. Ya que es la relacionada al liberado el sexto de todos los vínculos de la tradición cultural, de los instintos y de las facultades del ser humano, cayendo por ejemplo, en la exaltación aislada de culos y pechos.
 En lo cómico y en lo risible, lo "absurdo" es una categoría estética positiva pues presupone belleza y racionalidad para subsistir. En el arte del feo lo absurdo por el contrario representa una realidad última. Lo absurdo asume aquí una significación óntica: lo absurdo es lo real.
 El arte de la fealdad atenta contra la imaginación como facultad artística e impide a la capacidad subjetiva terminar con el proceso de prolongación y agrandamiento de la obra convirtiéndose en intrascendente.
El poder transformador del arte
 una de las mejores y más famosas obras de J.l. David  es su retrato de Marat. El arte de David ha sabido dar a esta técnica escena una majestuosa aureola de dignidad y una expresión heroica de belleza. La fealdad del hecho histórico ha sido transformada por el arte en belleza. Hay manifestaciones artísticas muy concretas en las que la transformación de la fealdad en belleza no sería posible sin la decisiva intervención de la facultad intelectual y de los conocimientos que de ella se derivan. A esto podemos incluir también la simbología que conlleva la obra ya sea plástica o poética, dicha simbología podrá absorber la fealdad y convertirla en belleza.

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