Filosofía de
la naturaleza.
Rama de la
filosofía que se ocupa del mundo natural o físico.
El fin de la
filosofía es buscar las explicaciones más radicales que se pueden dar de la
realidad, las causas últimas o el ser de la realidad. Los objetos de estudio de
la filosofía son tres principalmente: El mundo, el hombre y Dios. En el caso
específico de la filosofía de la naturaleza es la reflexión filosófica acerca
del mundo (natural).
Subrayamos
los conceptos naturaleza o natural para dejar en claro que en la reflexión
propia de estudio nos referimos a naturaleza en sentido físico, no metafísico
en cuanto que natural, y natural en cuanto lo espontaneo que responde a un
impulso interior.
Relación con otras áreas de la filosofía.
La filosofía
de la ciencia se relaciona íntimamente con otras ramas de la reflexión
filosófica, como es el caso especial de la antropología. Esta ciencia estudia
al hombre, y en cuanto que el hombre es parte de la naturaleza – aunque la
trasciende – existe una estrecha relación con respecto a la filosofía de la
naturaleza. Aun cuando el hombre sea espiritual-racional, y no solo material,
lo unitario propio de su ser lo hace parte del estudio que nos compete.
De hecho los
principales problemas que enfrenta o puede llegar a enfrentar la antropología
provienen de la filosofía natural. ¿Por qué? Porque el progreso de las ciencias
naturales puede llegar a ver al hombre solo en términos de sus componentes
físicos, químicos y biológicos, reduccionismo marcadamente ilegitimo. La
filosofía de la naturaleza desempeña entonces
un papel importantísimo en la clarificación de estos problemas.
Además
establece las bases de la Teología natural (Teodicea) en cuanto que, como
sabemos, nuestro conocimiento de Dios, no es inmediato, sino mediato.
Utilizando nuestras capacidades naturales conocemos a Dios en base a las cosas creadas. (Nos ayuda también en la
correcta interpretación, explicación y dialogo con las posiciones naturistas.
«Explicaciones sin Dios»).
Ciencias experimentales.
Las ciencias
experimentales buscan un conocimiento de la naturaleza que pueda someterse al
control de la experimentación, esto como exigencia mínima para ser admitida
como ciencia.
La filosofía
de la ciencia debe tomar en cuenta los datos alcanzados por las distintas
ciencias experimentales. Aunque su enfoque sea distinto (en cuanto a las causas
últimas)
Las ciencias
ponen las bases para la reflexión filosófica mientras que la filosofía evita
los riesgos de interpretaciones equivocadas, recordando conceptos como:
naturaleza, substancia, potencia y actualidad.
Breve visión histórica.
Un momento
clave en el nacimiento de la ciencia experimental se dio en el siglo XVII. Pero
es necesario antes de llegar hasta aquí, examinar desde la antigüedad.
Los filósofos
griegos se plantearon problemas fundamentales y sus respuestas siguen
conservando un grado de importancia indiscutible, sin embargo es igualmente
indiscutible que se encontraban profundamente condicionados por el desarrollo
de sus ciencias. Estas ciencias griegas sobrevivieron hasta el siglo XVII, con
el nacimiento de la ciencia experimental moderna.
Los griegos
se enfrentaron desde entonces con las consideraciones del mundo como creación
divina, del hombre como dotado de un alma inmortal y por otra parte nunca falto
de igual forma el pensamiento materialista. En el primer caso ubicamos a:
Sócrates, Platón, Aristóteles y los estoicos. En el segundo caso reconocemos a:
los atomistas, Leucipo y Demócrito y posteriormente Epicuro y Lucrecio.
En este
sentido juega un papel importantísimo Sócrates, quien se planteo los problemas
centrales de la filosofía de la naturaleza y su relación con las ciencias. ¿Qué
relación existe entre esos dos niveles de explicación?, ¿basta considerar las
causas filosóficas?, ¿existe finalidad en la naturaleza?, ¿existe un plan
superior que da razón de los fenómenos naturales? Sócrates al igual que Platón
se inclinara por las explicaciones metafísicas, en último término a las
esencias, los fines y la divinidad.
En cambio Demócrito
y otros, contrarios a Sócrates y Platón, respondieron a estas interrogantes basándose
por ejemplo en el movimiento local de la materia, de los átomos que la
componen, y esto bastaría para dar razón
de todo sin necesidad de recurrir a la metafísica.
Posteriormente
Aristóteles recogería estos problemas, y su perspectiva dominaría durante
veinte siglos.
Sería injusto
y anacrónico reprochar a Platón y Aristóteles el no haber construido una
ciencia en sentido moderno. Ya que para que naciera de modo sistemático la
ciencia experimental hacía falta más que interés, el cual sin duda existía en
estos pensadores. Además de que no podemos olvidar que las ideas centrales de
la filosofía natural de Aristóteles
tiene hasta la fecha una gran importancia. La sustancialidad, el
hilomorfismo, la explicación de los términos potencia y acto, las cuatro
causas, la finalidad etc.
En el Medioevo la física de Aristóteles fue retomada por
Tomás de Aquino en un nuevo contexto,
incluyéndole además la ayuda de la metafísica creacionista. La síntesis de
Tomás se centra en torno al acto de ser
y la participación. En este punto los términos aristotélicos retoman vida con
la original postura Tomista de la naturaleza como realización de un plan
divino. Además de aclarar algunas cuestiones como la eternidad del mundo y del
movimiento.
El nacimiento
de la ciencia moderna en el siglo XVII tiene como base los avances medievales,
a pesar de las críticas que esta época puede recibir, fue importantísima para
la ciencia moderna occidental.
La revolución
científica moderna comenzó con Nicolás Copérnico (1473-1543) y su teoría
heliocéntrica. (La tierra gira alrededor del sol). Francis Bacon (1561-1626) no tuvo ninguna aportación
importante a la nueva ciencia, pero influyo en la consideración de la ciencia
basada en la experimentación. René Descartes (1596-1650) insistió en el
enfoque científico matemático, sin embargo su trasfondo filosófico provoco
grandes equívocos históricos. Con sus (ideas claras y distintas) redujo la
substancia corpore a extensión, negando la realidad de las cualidades y
eliminando el dinamismo propio de la materia. Johannes Kepler (1571-1630)
formulo las primeras leyes científicas de la nueva ciencia, que se refieren a
las trayectorias elípticas de los planetas. Galileo Galilei (1564-1642)
además de sus logros técnicos y observaciones (ley de caída de los cuerpos,
descubrimiento de los satélites de Júpiter y de las fases de Venus, etc.) sentó
las bases de la metodología de la nueva ciencia. Afirmo que el objetivo de la
ciencia es formular leyes que se refieren a «afecciones», tales como el lugar,
el movimiento, la figura, la magnitud,
etc.; por tanto, renuncio al conocimiento de las esencias y del significado de
las cosas, propio de la filosofía y la teología. Galileo influyo y sentó las
bases del nacimiento definitivo de la física matemática por obra Isaac
Newton (1642-1727), quien publico en 1687 los Principios matemáticos de la filosofía natural. Donde formula la
primera teoría de la física experimental. Immanuel Kant (1724-1804)
convencido de la física de Newton advirtió que los conceptos científicos son
construidos por nosotros y responden a nuestro modo de ver la naturaleza, es
decir son subjetivos e interpreto los conceptos; sustancia, causalidad y
finalidad como tales. Ello funda las bases del idealismo pos-kantiano
especialmente en la figura de Hegel (1770-1831) provocando un divorcio
entre ciencia y filosofía. La naturaleza para Hegel es un momento del
despliegue de la idea, en concreto cuando la idea se vuelve exterior y afirma
que «la idea, en esta forma de exterioridad, es inadecuada a sí misma». El
origen de las especies de Charles Darwin
en 1859 también marco un nuevo reto y un parte aguas para la filosofía de la naturaleza planteando
los problemas del naturalismo y de la finalidad de la misma.
La filosofía de la naturaleza en la época contemporánea.
En el siglo
XX los neo-positivistas del Círculo de Viena afirmaban que la ciencia natural
contiene todo el conocimiento valido acerca de la naturaleza. Entonces no queda
lugar para una filosofía de la naturaleza. En este contexto la filosofía de la
naturaleza viene concebida como análisis de las categorías especiales, como una
reflexión filosófica acerca de los conocimientos proporcionados por las
ciencias, que participan de la provisionalidad permanente de esos
conocimientos.
En la última
década de este siglo XX, se ha dado un notable renacimiento de la filosofía de
la naturaleza. Los protagonistas de las discusiones son, con frecuencia,
científicos y epistemólogos, que conciben la reflexión filosófica como una
discusión racional que prolonga los logros de la ciencia y de la epistemología.
Este resurgimiento se debe en buena parte a las nuevas visiones cosmológicas
que se tienen. Disponemos en la actualidad de grandes fuentes de conocimiento
científico, lo cual tiene una gran implicación filosófica.
Fuentes
(1) Artigas Mariano, Filosofía de la
naturaleza, EUNSA, 1998, España. 21-36
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