Cuando avanzaba por el camino
que marca mi corazón
Iba solo. Hacia todas partes, siempre.
Caminando en sentido contrario, buscando algo que no entendía.
En ese camino encontré fantasmas, ya caído el viento y perdida una
hala.
Eran sombras que pasaban a mi lado y se escondían en el tiempo, en un momento.
Y se alejaban, se olvidaban. Y yo seguía andando.
Un día bajo la lluvia inerte de la vetusta ironía, coincidimos yo y
otras soledades,
Que no pasaron, que no se han ido, y que por muy lejos que estén no se
olvidarán.
Son exiliados del destino, andantes de un cruzado camino.
Seres cuya vida han formado la mía.
Porque su esencia, su recuerdo, su ser
Se mesclaron con mis sueños, mis anhelos, mis tristezas y mi historia. Seres como tú.
Y ahora, cada vez que mire a mi
pasado te veré a ti junto al tronco
viejo
De la antigua historia que creamos juntos. Te veré ahí, no porque seas
pasado
Sino porque una noche como esta pensé en ti, y tuve miedo de que el
tiempo, la vida
¡Todo o nada nos sofoquen tanto, y no puedas ya saber…!
Te escribo que te quiero, porque quizás nunca te lo diga
Y no quiero perderme o perderte sin que sepas lo que siento.
Te quiero.
Y lo digo no como palabra ocasional o como frase ya gastada, desperdiciada.
Sino como el te quiero que nace de lo más hondo del corazón.
Te quiero, como se quiere a ese ser que ocupa el primer pensamiento por
la mañana y el último recuerdo de la sombra.
Te quiero inefablemente, absurdamente, involuntariamente
Por ello concretare te juro un buen plan, para no extirparme el corazón
Y robarte un beso.
Para aspirarte menos, para estar más allá, para no herirte que es lo
que más temo
Porque no te quiero. No como se quiere el matiz de una rosa, el revoloteo
de un cuervo
o el de una mariposa.
Te quiero con el querer infame que oculta otra otra cosa
Innegable; hubiese preferido no conocerte nunca.
Pero también es cierto que valoro abismalmente
Cada una de tus miradas, cada una de tus sonrisas, cada uno de tus
abrazos
Con los que sofocas siempre las largas esperas, de verte tan escueta, hermosa y sincera.
Finalizado el tiempo nos iremos luego, para derrocharme un momento con el
dolor que exige. Mas si me vez un día, te ruego no lo dudes, y me des un beso.
Para así
recordar que estoy siendo, que soy mi sombra. Y aledaños de la mano, aunque sea
por un segundo, volver a la sombra del tronco viejo de la antigua historia que
creamos juntos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue Bonito!O.O
ResponderEliminarjmm...
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